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= Gye <= de humildad se renovasen misticamente en manos de sus sacerdotes hasta el fin del mundo, y de esta ma- nera aprendiesen los hombres sin cesar 4 ser mansos y humildes de corazon, y no rehusase hacer el siervo lo que habia practicado el Sefior. ;Ah! No es menor la humildad, con que Jesucristo determiné darse 4 cuantos lo quisiesen recibir, habiendo hecho como una abdicacion de sus glorias, porque el hombre vil y miserable pudiese aposentarlo en la lobreguez de su pecho. jO Dios mio! jcuén lejos estén los hombres del mundo de querer seguiros por la senda, que nos ha- beis sefialado para entrar en vuestra gloria! No per- mitais, Sefior, que sea yo del ntimero de los que solo piensan en satisfacer los deseos de la concupiscencia, y dar pébulo al orgullo de la vida: vos me habeis en- seflado con vuestro ejemplo, que Ja humildad es la Gnica que ensalza al hombre y lo lleva 4 la vida, y yo no os he seguido por ese camino, sino por el que me conducia 4 la perdicion: pero vos me habeis libra- do de los lazos del mundo altivo y enemigo de vues- tra cruz, y me habeis traido misericordiosamente 4 vuestra amistad, y no puedo menos de rendirme 4 tantas finezas de amor. No quiero pertenecerme ya 4 mi mismo, ni ser duefio de mi voluntad, pues como vos me la habeis dado, asi os la cedo toda entera para que esté sujeta en un todo 4 la yuestra, y mis senti- mientosy afectos sedirijan solo 4 complaceros.O Jesus {Cuan excelso sois, y con todo, no os desdefiais venir 4 mi, que soy tan infimo por mi naturaleza, y tan vil por lo mucho que os he ofendido! Sanad mi corazon de la plaga de la vanidad, para que desprecie el mun- doy haga siempre vuestra voluntad santisima. Asisea.

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