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~ — 294 — jHabr4 alguno que pueda sospechar, que se halle exceptuado del. amor divino? ;Podré dudar un solo hombre de que el Hijo de Dios no ha derramado su sangre por él? ;Ah! Estaba escondida esta caridad en las entrafias de misericordia del Padre celestial, y se descubrié en el momento en que su hijo bajé 4 las entrafias de la virgen Maria para hacerse hombre: mas para — ninguno dudase de ella, quiso demos- trar este Hijo poco antes de morir en la cruz, que nadie estaba excluido de la misericordia divina, ni dejaba de tener parte en el amor infinito de su Padre, aunque hubiese sido el mayor de los pecadores. Y queriéndo descubrirselo de una vez, determiné dar 4 cada uno en particular aquella sangre que fué derra- * mada para salvar al mundo, y aquel cuerpo que se hizo victima de salud, 4 fin de que, recibiéndolo en la Encaristia, todo hombre pudiese decir con el apéds- tol: yo vivo en la fé del Hijo de Dios, que me and, y se entregé & si mismo por mi» ;Quién podré dudar del amor divino, cuando vé que el Hijo dado por el Padre en la encarnacion 4 todo el linage humano para que lo salyase, se entrega 4 cada uno de los hombres en la Eucaristia para que haga suyo el pre- cio de la redencion de todos? ;Ah! No solo ama Jesucristo 4 todos los hombres y desea salvarlos, sino que lleva los efectos de este amor 4 tal punto, que quiere unirse con cada uno de los que ama con un vinculo semejante al que lo tie- ne unido con su Padre celestial: porque hablando con sus discipulos de esta union, les dice estas pala- bras: estad en mi y yo en vosotros: * y cuando ruega 1 Galat. cap. 2. v, 20.—? Joan. cap. 15. v. 4.

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