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— 289 — crié 4 su imfgen y semejanza, lo que hace al hom- bre superior 4 todos los seres sensibles y materiales y poco menor que los Angeles: por lo que se com- rende que el hombre es la criatura predilecta de Dios. Mas no pararon aqui las bondades del cielo: antes bien se fueron multiplicando tanto los favores, que al fin llegé Dios 4 hacerle uno, en el cual los mismos dngeles se han quedado muy atras, y Dios ha llegado 4 tal punto, que ya no puede dar mas, y el hombre ha recibido tanto, que excede infinitamen- te el don 4 sus deseos. Llegé Dios & colmar la medida de sus bondades, cuando no solo convidé al hombre 4 su mesa, sino que quiso ser él mismo el alimento y manjar de su alma, preparado en el cuerpo y en la sangre de su Hijo humanado. Porque suele ser la mesa del convi- te el signo de amistad y alianza entre los hombres, pues se comunican entonces mituamente los convi— dados los bienes temporales, y las alegrias del cora- zon, y aun la misma vida, 4 la cual parece como que le falta algo, si no tiene esta espansion amical.;Quién ~ podra en vista de esto explicar la intimidad y bene- volencia con que Dios trata 4 los hombres, cuando al llamarlos 4 su mesa, no les pone por delante manja- res terrenos, sino el que la sabiduria eterna preparé en si misma para sus amigos? Hablando esta sabi- duria con los hombres, compara la bienaventuranza 4 un convite lleno de delicias, diciendo: muchos ven- drdn de oriente y de oecidente, y se sentardn con A- brahan, y Isaac, y Jacob en el reino de los cielos: ' y despues que diera 4 estos mismos hombres en la oe 2 Math. cap. 8. v. 11.

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