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— 287 — Hé aqui, alma cristiana, la ciencia que debes aprender sin cesar: hé aqui la sabidurta de Dios en misterio, la que estd eneubierta, 1 y solo se ve con los ojos del alma pura, y llena de una fé viva, y unida 4 as con caridad ferviente. En esta sabidurfa has de pensar siempre: de ella tan solo debes hablar: esa y no otra cosa has de apetecer y desear, para que puedas decir con el apéstol, que no sabes nada sino d Jesucristo, y Jesucristo erucificado. * O Jesus, dulce Jesus, cuando os contemplo inmortal y glorio- so en la Eucaristia, me leno de estupor, viéndoos reducido por mi amor 4 tanta pequefiez, y 4 tanta oscuridad: mas, es mayor mi asombro cuando os con- sidero dentro de mi, que soy la criatura mas vil de la tierra por mi ingratitud. ;Ah! No soy «ligno de le- vantar mis ojos al cielo por la muchedumbre de mis pecados: pero me consuela, Sejior, el saber cue sois benigno y misericordioso, y espero que ayudado de vuestra gracia, os recibiré en adelante abrasado to- do en yuestro amor, y dispuesto 4 dar mi vida, antes : dejar pasar un solo instante de ella sin amaros. sea. MAXIMA Cuanto mas viva sea la fé en la Eucaristia, tanto mayor seré la devocion para recibirla. Siendo la fé un don de Dios, es preciso pedirsela con humildad, diciéndo: Seftor, auméntanos la fé. s 2-1°Cor. cap. 2. v. 7.-? Ibid. cap. 2. ¥. 2.—* Luc. cap. 17. v. 5. .

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