BCCPAM000342-8-20000000000000

— on dad, ddéndolos 4 cada uno segun su benepldeito.: Detente alma mia, en esta consideracion, y mira si despues de haber comido tantas veces del drbol de la vida est&s libre de las enfermedades del pecado. El mundo enemigo de Dios tambien tiene su ciudad edificada sobre las prominencias altivas de los siete vicios capitales, desde donde presenta 4 los hijos del siglo la dorada copa de los placeres carnales: * Mu- chos son los frutos que produce esta ciudad: mas jqué horribles son y cuénto veneno encierran? Son estos abominacion, impureza, deshonestidad, lujurias, enemistades, contiendas, celos, tras, ritas, discordias, sectas, envidias, homicidios, embriaguez, glotonerias, idolatrias, y otras cosas. s Hé aqui por tanto dos convites, uno de los réprobos, otro de los escogidos. jA cual de ellos te sientas, alma cristiana? Los pen- samientos que tienes, las palabras que dices, las obras que haces, los frutos que ti mismo produces, te dirén de que mesa eres. ;Ah! No es posible amal- la vida sensual, el lujo en el vestir, la asisten- cia & espectdculos, y la licencia de costumbres con la mortificacion, la sencillez, el retiro, y la fuga del mundo, que son los frutes de la comunion: porque ny paderes: ser wticipantes de la mesa del Seftory de la mesa del . *Si queremos coger los fru- tos de vida en la sagrada aneanee sigamos verda- deramente al mismo Jesus que recibimos, quien al entrar en nuestro pecho nos dice estas palabras: salid de medio de los malos y separaos de la corrupeion del mundo: y yo os recibiré, y os seré padre, y vosotros me sereis en lugar de hijos é hijas. « 4 1® Cor. cap. 12. v. 11-2 Apoc. cap. 17. v. 9.-* Gal. cap. 5. v. 19. 20, 21-4 19 Cor, cap. 10: v. 21.-6 2 Cor. cap. 6. v. 17.18.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz