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— §.— recibiros, uniré mis deseos con los de todos los sa- cerdotes, que consagran yuestro sagrado cuerpo y. yuestra divina sangre, y os ofreceté con ellos el sa- crificio de alabanza y bendicion para que me dis- penseis vuestra ia y os reciba dignamente, y espero que segun la muchedumbre de vuestras mise- ricordias borrareis, 6 Sefior, mi iniquidad., ' DESPUES DE LA COMUNION. Sobre el Sacramento de la Eucaristia. Nos doné tambien con El todas las cosas. Rom. cap. 8. v. 82. PUNTO PRIMERO. Entre los Sacramentos que Jesucristo, instituyé para darnos por ellos la gracia y las virtudes, nin- guno hay que pueda compararse con el de la Euca- ristia: porque no solo da gracia 4 quien se acerca & él dignamente, como sucede en los dem&s, mas le d& tambien al mismo autor de la gracia, recibiendo bajo las especies de pan y vino el cuerpo y sangre de Jesucristo, y junto con é1 su alma santisima y la divinidad que real, verdadera y sustancialmente se unié 4 la naturaleza humana, y permanece indivisi- ble é inseparablemente unida en la persona divina. Todas estas grandezas_ propias tan solo de este Sa- cramento son una prueba irrefragable de la bondad © infinita y de la dignacion inefable, que Dios ha te- “1 Psalm. 60. v. 8.
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