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am, & om Sectos para siempre d los ha santificado. 1 En i i iseai teen la ley antigua machos de cabrio y “de los toros, y la ceniza de la ternera esparcida pu- rificaba de las manchas legales 4 los inmundos, que las habian contraido: mas como es imposible, que con sangre de toros y de machos de cabrio se quiten los pe- cados: * y como los holocaustos de esta especie no fuesen del agrado divino para la extincion de la cul- pa, entré en el mundo el Hijo de Dios, y apénas se unié 4 nuestra naturaleza en el seno de la Virgen, se ofrecié en sacrificio, diciendo 4 su Padre: heme aqui, que vengo para hacer, 6 Dios, tu voluntad, * y basté esto para que oo borrados nuestros crimenes y la ira del cielo cesase. Mas no pasemos ligeramente en la consideracion de este sacrificio y pensemos cuantos trabajos y ago- nias padecié Jesucristo para consumarlo, pues en- — su cuerpo 4 los verdugos para que lo azotasen, lo hiriesen y lo crucificasen: dié su alma santisima 4 la tristeza, 4 las agonias, y 4 los ludibrios, y per- dié todos los bienes temporales de fama, de honor y de vida ;O piedad, 6 misericordia! El inmortal mue- re, el impasible padece, para que el hombre misera- ble no se pierda para siempre. Antes de acercarnos 4 la sagrada Eucaristia, detengdmonos 4 contemplar esta inefable caridad de Jesucristo y el infinito pre- cio que ha pagado 4 su Padre para merecernos la salvacion, y procuremos examinar el estado de nues- tras conciencias y limpiarlas de las obras muertas, para servir al Dios vivo. * O Jesus mio, antes de * Hebr. cap. 10. v.14.—* Hebr. cap. 10. vy. 4.)—3 Ibid. vy. 9.—4 Ibid. cap. 9. v. 14. :

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