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74 preciarlos todo y atender únicamente á su negocio, No olvide jamás esta sentencia de Jesucristo El que perseverare hasta el fin ese será sal - vo. El que pone la mano al arado de la mortificacion y penitencia, y mira para atras no es apto al reino de los cielos, esto es, no se salvará y le sucederá á su alma lo que á la muger de Lot, que por: volverse á mirar lo que ya dejabá á las espaldas, se quedó allí mismo muerta, y convertida en una estatua de sal. La razon y la nataroleza son dos enemigos declarados del hombre, si no se espiritualizan por las mácsimas de Jesucristo. Para perseverar en el propósito comenzado es preciso padecer mu- cho por amor de Dios. Si en' los casos apura- dos, en que la razva se mira atropellada con la injusticia, se oyen sus clamores, será imposible perseverar, ui sufrir con resignacion cosa alguna. Tampoco se mortificará vi sujetara sus miembros al rigor de la penitencia, porque la naturaleza alegando sus derechos, le representará perjuicios y ruinas en la salud, haciéndole que se incline á su propia comodidad y descanso. Cierre, pues sus oidos á la prudencia de la carne y de la sangre. ¿Qué Justo ha entrado en el Cielo com- placiendose á sí mismo? Y si injustamente lo per-

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