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53 cias precisas para lleuar los deberes del estado, que no quiso abrazar por seguir el que le dic- taba su capricho. Es dilicultosisimo salvarse en este caso, que por desgracia es harto comun. Son muy raros los que mueren bien despues de abrazar el santo matrimonio, Ó de haberse ordenado ó- as- cendido á los dignidades de la iglesia y cura de almas, “ó entrado en el claustro religioso, sin de- liberacion ni madurez, sin consultar con la: vo- iuntad de Dios, y sin haber puesto los ojos en el gravísimo negocio de su salvacion. El tiempo para esta eleccion no está sugeto ú ua cálculo fijo: sin embargo se ha de proceder en este negocio, el mas árduo en esta vida , con bastante detencion. Téngase presente aquella re- gla: Lo quese ha de hacer mo mas que una vez, se ha. de pensar muchas veces. A unos los lla- ma el Señor desde pequeños, y porque desde es- ta edad comienza ya á desenrroyarse la lujuria. no hecen caso de la voz de Dios, y despues son dejados eu manos de sus consejos. No se debe to— mar esta. resolucion cuando el alma está turbada con la demasiada tristeza, ira, odio ú-otra pasion; ni cuando el-ánimo está disipado en banquetes, juegos, y otras distracciones mundanas, en las cua- les por desgracia suelen tratarse los preliminares
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