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32 sucristo ha condenado el lujo con sus lecciones y sus ejemplos. Este Señor ha querido nacer, vivir y moyir en la pobreza, y por consiguiente en la privacion de las comodidades de la vida. Este es un motivo de consuelo para los pobres, mas es tambien un motivo de temor para los ricos que se permiten todo lo que puede alhagar la sen- sualidad. Jesucristo les dirije estas palabras ter- ribles (1): ¡Ay de vosotros, ricos, porque ha- beis hallado vuestra felicidad sobre la tierra! La virtud, esto es, la fuerza del alma, puede hallar- Se por ventura en un hombre ó muger evervados por el lujo y la molicie? Hasta los filósofos pagauos han “juzgado imposible este fenómeno. Cuando una Nacion ha llevado el lujo á un grado de generalidad, ya no se puede sufrir la moral de Jesucristo, y se creen impracticableS las verdades primeras de la leligion, y sus má- ximas evangélicas. Atrincherados en el Epicureis- mo especulativo y práctico, quieren justificar el esceso de sensualidad á que se le entreguen. La palabra de Dios, que ha sido capaz de convertir (1) Luc. 6, 24.

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