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31 se de personas que es forfoso evitar: este es el amor al lujo: 6 aquel plurito de seguir el gusto de la moda como los d<mas de su clase. Les pa” rece que en esto nada hay que perjudique á su conciencia, y queno sea inocente. Basta tener una ligera tintura de la historia para saber que el lujo es el que ha destruido las antiguas Monarquías. Asi es como descendieron hasta ej polvo los opulentos Asirios, los ricos Persas, y los invencibles Romanos. ¿Se necesita de mas pa- ra veucernos que la misma causa producirá siem_ pre los mismos efectos, y que nuestra de<graciada Nacion, que se halla en este caso llegará 4 verse envilecida en lo moral y político?” A lo menos no se. puede dudar que el lujo es contrario al espiritu del cristianismo. Una reli- gion que nos predica la mortificacion, el amor de la cruz y de los trabajos, y la renuncia de no- sotros mismos, como virtudes absolulamente nece” sarias para la salvacion, no puede aprobar el lujo, ó el esmero , afectación y estudio que se pone en los adoroos supérfluos. ¡Verdad amarga para muchas jóvenes, que de tal modo quieren conver- tirse, que persevere en sm enlace con todos los ob- jetos de la vanidad y del placer! Esta conducta es diametralmente opuesta á la del Salyador. Je-

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