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26 confesion “general, si despues de haber llorado vuestras culpas nos entregasemos al ocio para pa- sar inúlilmente la vida, porque nos sucederia lo que al Santo David. Objctos peligrosos entrarian por nuestros sentidos, y caeriamos como cayó a- quel hombre santo. Es verdad que nuestra na- turaleza cxije algun desuhogo. Es imposible estar siempre rezando ó haciendo oracion; es forzoso variar; pero hágase esto de modo que el alma no padezca, y que al mismo tiempo se entretenga la i- maginacion con utilidad interior. Haya ocupa- cion en cosas útiles y honestas. Cuando no se presente que hacer, pásese el tiempo unas veces leyendo, otras escribiendo.sus resoluciones y pro- pósitos, medio oportunísimo de que se han: va- lido muchos para saber al fin de la semana ó al mes sus adelantos Ó atrasos y sobre este cono- cimiento adelantar sus planes, y tomar nuevas medidas, como lo hace el prudente mercader pa- ra» saber si su giro le utiliza. Ejercite el cuer- po, ya en algun honesto recreo distrayéndose en el campo, con tal 'que no sea en sitios de con- currencia profana, ya en alguna obra de manos que rara vez falta, ó ga en otra cosa sencilla é inocente Nada de juego de naipes ni cosa que huela á esta clase de entretenimiento. Las visi-
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