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PA É ce EN MA $ 4 Él 4 | kl Sh ! e 152 cho . abandonándome á tantos y tan horrorosos pecados? ¿Quién dará torrentes de agua á mi cabeza, y 4 mis ojos rios de lágrimas para llo- rar noche y dia tantes maldades como he come- tido contra Vos, Jesus mio, vida de mi alma, centro de mi amor? Yo infeliz y «desdichado, con este porte mio, con esta desenvollura, os he ex- citado á enojo, é indignacion. Ya lo: conozco, Señor, y confuso, arrepentidoy sia atreverme á miraros á la cara, me arrojo á vuestros pies co- mo la penitente Magdalens: con ellos me abra- zo, los beso, los mojo con lágrimas de estos ojos que hasta ahora no se han empleado mas que en la torpeza y en la inmundicia; implorando * vues- tra dulcísima misericordia. Vos, Señor, decis que habeis venido del: cielo á «la tierra 4 buscar pe- cadores. Ya teneis aqui lo que buscábais; no vayais mas lejos. Yo soy obeja perdida, el elma ingrata que os ha abandonado por seguir sus vanidades, y ha dejado 4 su dulcísimo Pastor, y mi vida que sois Vos: perdonadme, Jesus mio, perdonad mis gravísimos pecados: con estos ojos que ahora se deshacen en llanto, con este cuer- po desgraciado 0s he ofendido. ¡Ojaló pudiese yo lavar vuestros pies con tan “abundante llanto co- mo aquella feliz pecadora! La falta de mis lágri-