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A darse por entendido de ellas: y es senten- ciado ú muerte y 4 llevar la cruz sin ale- zar una palabra en su defensa. El 'mismo Señor siile al encuentro y se ofrece de su grado á los que van á prenderle, se entre- ga por sé propia voluntad al que le: sen- tencia 4' morir, y estiende espontáneamen- te sus brazos para abrazarse con aquel ma- dero, instrumento de su confusion, yde su último suplicio. Este es aquel manso cor- dero que predijo Jeremías sería llevado á la víctima como si no lo.conociese: es aquel cordero; que conforme al vaticinio de Ísatas envió Dios de la piedra del desierto al mon- te de la hija de Sion para aplacarse con su oblacion, mejor que con las de Abrahan y de Noé; «y es aquel cordero que vió San Juan en su apocalipsi, que tenia en sus manos el «sellado: libro de: los altos miste- rios de $u: vida y de su cruz, y de cuya ira, poder y magestad quedarán aterrados todos sus enemigos, cuando en el universal juicio, á presencia de todo el universo, pon-

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