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—536— mo supremo solio de la Divinidad, y que solicitó igualarse con el Altísimo su Criador; se atrevió á negar la. obediencia á la Mages- tad del Omnipotente, resistió el prestar la debida adoracion al divino Verbo, cuando por el hombre se humanase, y al fin del mundo. osará levantar ejércitos contra el Se- ñor de todos ellos. Este que con la saña de su implacable ódio quisiera sepultar en las eternas llamas del infierno vo solo á todos los hombres, mas tambien á los espíritus del cielo; quisiera además, ¡qué horror! po- der hacer lo misme con el que es dueño y Señor de los cielos y de la tierra, Este pues depravado espíritu fué el que derramó en los ánimos de los judíos la ponzoña del encono, y el veneno de la envidia contra el mansísimo Cordero Jesus, para que le ator- mentasen y le afligiesen sin piedad; y “lle- gÓ á cegarle tanto su malicia, que se arro- jó hasta intentar hacerlo por sí mismo, co- mo lo habia hecho antes con el pacientisi- mo Job. En-efecto, él -asistió qn. el «. huerto