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ME zas, le arrebato las armas de la mano, y lo despojó de su tirano dominio: como án- gel del gran consejo lo ató, lo encadenóy lo encarceló en el pozo del infierno, para que ya no pueda por sí ni aun acercarse á sus siervos: y como mistico valeroso Da- vid salió al campo contra él, armado solo gon el cayado de su cruz, y con la espa- da de su divina virtud lo derribó al sue- lo, cortó la cabeza á su malicia, y consi- guió con su gran poder un glorioso trofeo de sn soberbia. La cruz que tomó sobre sus hombros fué asimismo la espada que se ci- nó este polentisimo conquistador para salir 4 campaña contra todo el infierno. y der- rotar sus tropas, mejor que Josué contra los amorreos, que Gedeon cobtra los ma- dianitas, y que Judasel Macabeo contra los gentiles y todos sus adversarios: la cruz fué el clavo con que atravesó la cabeza del in- ternal Sísara, la lanza con que hirió el co- razon de este rebelde Absalon, caudillo de todos los rebeldes, - y «el cuckiillo con que de-