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—35— A y el cuchillo con que se la dió la: cruz que dispuso para dársela al Señor. ¡Oh ma- ravillas del poder de Dios! ¡Oh «secretos por- tentosos de su gran sabiduría! El que no tuvo pecado llevó por nosotros el pecado, para que muriendo por él quedase muerto el pecado, y nosotros recibiésemos la justicia de Dios por este medio. ¡Oh cuanto debo al eran poder, :á la bondad y á la justicia de mi señor Jesucristo! ¡Oh cuantos bienes me ha proporcionado con su cruzl REFLEXION. Si en el madero verde y fructuoso; en el árbol verdaderamente de la vida, yen el que es todo el orígen de nuestra feli- cidad causó tan acerbos tormentos -el peca- do, ¿cuáles serán los que ocastóne enel ma- der seco, inútil é infructuoso de' un al- ma pecadora? Si en el unigénito del Pádre, en el que es santo pór naluraleza,'-Y por esencia: impecable, así fué necesario; «que para destruir al pecado consumase“toda jus» ticia cón padecer el: reato de su penaj có-
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