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—- Y Fiin pecadores, y puso entre Dios y ellos una division la mas horrible; y que se gloriaba eu la valentia de sus tropas las pasiones humanas, en el triunfo que aun de los mis- mos justos habian tal vez conseguido, y se atrevió á dar la muerte al soberáno Autor de lá vida, fué tan destrozado y vencido por él. que por la injusticia que cometió en es- to, quedó muerto, y ya sin virtud para con- dénar y perder al hombre, si este quisie- se aprovecharse del gran poder y virtud de la cruz de Jesucristo. Toda la fuerza, po- der y “valentía de tan temible fiera quedó para siempre aniquilada, luego que este su- mo. y verdadero Sacerdote puso sobre sus hombros el propiciatorio de su cruz, á la manera que en otro tiempo se desploma- ron los altos muros de Jericó; y todos sus soberbios edificios cayeron por tierra á la presencia del arca sánta que conducian en iguales términos los antiguos sacerdotes. Muérto quedó el pecado con la muerte de Jesucristo, “siendo el verdugo de sí mismo,

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