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E A chosos cuando doblan en su presencia am- bas rodillas: ya aquellos mismos que eran sus declarados enemigos, y que vivian segun los elementos, máximas, 9 depravadas leyes del mundo, no se detienen en decir, que toda su gloria es la cruz de nuestro Señor Jesucris- to, y que por ella viven*crucificados con el mundo, el mundo lo está con ellos; y ya por último aquella que hasta entonces habia sido señal de maldicion, lo es de bendicion y de felicidad. Conella, mejor que Moises con su vara, se obran los milagros, resucitan los muertos, y se «ven repetidas las mayores ma- ravillas del poder de Dios: se absuelven los pe- cados, se perdonan las culpas, y se nos con- fiere la gracia que nos hace santos y dichosos: toda « criatura .es bendita, vencida toda ad- versidad, y comunicado á los hombres el todo de su bien, y la entera preservacion de todo mal. ¡Oh efectos portentosos de la obediencia, y del gran poder de Jesucristo, llevando sobre sí el peso de la cruz, que para su confusión le puso el mundo, y como