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ES la ciudad: sea el de pensar con frecuencia, y mirar una y otra vezal que sufrió en sí mismo una contradicción tan estraña, tan universal, y tan cruel: y sea tomar con fer- viente voluntad la cruz que su Magestad á cada cual nos señale, y coñ ella seguirle fielmente hasta morir. AFECTOS. ¡Oh cruz amable! ¡Oh bendita! ¡Oh biena- venturadas eo aciones! ¡Quién fuera digno de mereceros! Ven, cruz de los trabajos: ma - les, aflicciones, desconsuelos, adversidadessy tormentos lodos del infierno, venid, si asi fue-- re del agrado de mi Dios: venid, que*mi al- ma os apetece para gozar por vuéstro me- dio de la dulce presecia de mi suavísimo Jesus en su bienaveuturanza. ¡Oh Señor, padezca yo con vos en esa cruz, ya que vos la padeceis por mi! Despues que esto se haya. meditado un rato so dirá la oracion Admirable Jesus mio. al fol. 20, y despues la siguiente.

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