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—105— escasa virtud, que apenas tenian otra de aquella que les proyenia del que en ellos estaba figurado. Su vida era llena de amar- guras: su muerte poco apetecida; y su des- tino despues de ella, y de la entera pur- gacion de sus defectos, el oscuro seno del limbo, donde por muchos siglos estuvieron esperando su apetecido rescate. No habia uno que enjugase el llanto de sus ojos; que templase la vehemencia de su dolor, ni que mitigase con pequeño consuelo su desmedi- da afliccion. Por esto multiplicaban los rue- gos, repetian sus oraciones, y con lágrimas inconsolables pedian se abreviasen los tiem- pos, para que cuanto antes se cumpliesen las profecías,naciese la. justicia sempiter- na, y fuese ungido=el santo de los santos: que destilasen los cielos, y lloviesen las nu- bes al que por esencia es justo; y que la tierra abriese ya sus senos para producir al Salvador. Llegóse pues la plenitud de los tiempos; y vino del alcázar del cielo el Hijo del eter- Xi ipod id A