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qe —101-— próximos necesitados, para que no me nie- gue la suya Jesucristo. Pero en.atencion á que la mayor obra de misericordia es te- nerla con mi alma, llorando mis culpas, y buscando á Dios por medio de su temor santo, desde luego detesto mis culpas, elijo la -levísima cruz de la penitencia, Para, se guir con ella á mi Redenjor puEbHi que me perdoney AS y ( AFEC Jesus mio, y OS sn _ si haces caso de mis yerros, y atiendes á mis ini- quidades, cómo podré con e! peso de vues- tra justa indignacion? ¡Ah, qué amargo me es ahora el haberme separado de mi Dios con el pecado, cuando me conducia por el camino cierto de mi salvacion! Jesus mio, he pecado contra el cielo y contra vos. Per- dónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos por vuestro amor á los que nos hayan ofendido. Despues que esto se haya meditado un rato