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ETE: de 603.550 hombres, mayores de veinte años, hábiles para manejar las armas. Al poco tiempo, fatigados de cansancio, comen- zaron á murmurar de su libertador ; é irritado gran- demente el Señor, abrasó á parte del campamento, No se escarmentaron con este castigo aquellos eter- nos murmuradores, porque, hastiados más tarde del maná, echaron de menos las legumbres de Egipto; y el suavísimo Moisés. no pudiendo ya soportar á pue- blo tan ingrato, suplicó al Señor le sacase de este mundo para acabar de presenciar tantas maldades. Por disposición del Señor escogió un Consejo de setenta ancianos, para que le ayudasen en el go- bierno del pueblo, y reuniéndolos delante del Taber- náculo, fueron llenos de su mismo espíritu. Después vióse el campo cubierto de codornices, que, volando á poca altura, se dejaban coger fácilmente ; mas el hartazgo de esta carne causó tan grande mortandad en el pueblo, que llamaron á aquel lugar, sepulcro de concupiscencia. Hasta la misma María, hermana de Moisés, se atrevió á rebelarse contra su autoridad ; mas Dios la castigó cubriendo de lepra todo su cuerpo, y orde- nando que la arrojaran fuera del campamento ; afren- ta de que ni los ruegos de su hermano la salvaron has- ta pasados siete días. 48. Los exploradores de la tierra prometida. Los israelitas llegaron por fin á Farán, cerca de las fronteras de la tierra prometida; y Moisés, por disposición del Señor, despachó por delante doce hombres, uno por cada tribu, para que hiciesen un reconocimiento detenido del país, cuya conquista iban á emprender. Los enviados exploraron la tierra de Canaán, y al cabo de cuarenta días volvieron al campamento, llevando sarmientos cargados de ra- Lara e

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