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Moisés echando en ellas un madero. Más tarde acam- paron en Elim, donde doce fuentes de agua viva manaban á la sombra de setenta palmeras. En el desierto de Sir, acosado el pueblo del ham- bre, murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: «¡Ojalá hubiésemos muerto en Egipto, junto á las ollas de carne y con abundante pan sobre la mesa! Pero por desdicha nuestra nos habéis traído á este desierto para matarnos de hambre. » El Señor dijo Dios alimenta milagrosamente á su pueblo. á Moisés : «Esta misma tarde comeréis carne hasta saciaros y mañana os proveeré abundantemente de pan. » En efecto, innumerables bandadas de codor- nices cayeron aquella tarde en el campamento, y á la mañana siguiente apareció cubierta la tierra por una especie de escarcha, formada de granos redondos muy menudos, que al verla, exclamaron los israelitas: « ¡Maná ! », es decir, ¿qué es esto ? Moisés respondió : «Es el pan que el Señor os envía para alimentaros.
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