BCCPAM000313-2-05000000000000

69 el desorden en sus compañías, sin saber nadie el mo: tivo, rompiéronse las ruedas de sus seiscientos carros de guerra, y tal pánico st apoderó de los egipcios, que comenzaron á gritar: «IHuyamos de Israel, porque su Dios pelea bravamente contra nosotros.» Pero ¡ay! ¡era ya tarde ! Moisés extendió de nuevo su vara so: 7 5, PUR y Paso del mar Rojo. bre el mar, y aquellas murallas de agua se unieron precipitadamente, anegando bajo sus ondas á todo el ejército de Faraón. El pueblo de Dios contemplaba, asombrado, desde la orilla,el castigo de sus enemigos, mientras Moisés entonaba un himno de alabanza y de acción de gracias á Dios, su salvador. 41. Los Israelitas en el desierto. Por espacio de tres días anduvieron errantes los hebreos por el desierto de Sur, abrasados de sed y sin esperanza de encontrar agua en aquellos arenales ; llegaron después á Mara, y si bien descubrieron allí un manantial, tampoco pudieron beber de él, por ser amargas sus aguas, hasta que las endulzó

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz