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en o tt Mtra A A | taba sus sofismas, y engrandecía á Dios, árbitro de* los destinos del hombre, y les enseñaba cómo su justísima providencia castiga á las veces al a y hiere otras al inocente: el cual honra al Señor y sef hace acreedor á la recompensa sobrellevando la tri) bulación con ánimo sereno y firme esperanza. ki Merecen recordarse con respeto aquellas céle-É bres palabras suyas : « Yo sé que mi Redentor vive, É y resucitaré del polvo de la tierra, y, revestido def esta mi carne contemplaré la cara de mi Dios. » Desagradaron al Señor muy mucho los razona- * mientos necios de los amigos de Job ; mas esteyvarón, ; tan misericordioso como paciente, intercedió por* ellos, y aplacó su cólera pronta á desencadenarse con- tra los desventurados. Quedó el Señor satisfecho de la fidelidad de su siervo, y le recompensó abundante- mente, devolviéndole la salud y dándole nueva fa- milia, compue sta como la anterior de siete hijos y f tres hijas, más el duplo de los bienes que primero [ poseyer: 1. Todavía vivió Job 140 años, consagrados á ser- vir fielmente al Señor y cumplir con exactitud su vo- luntad santísima. IRIS AMG sé É 6