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mientras apacentaban los rebaños. Esta denuncia avivó grandemente el odioy la aversión que le tenían, llegando á su colmo cuando les refirió sus sueños. « Parecíame, les dijo, que estábamos atando ga- villas en el campo, y mi gavilla se alzaba y ponía en pie, mientras las vuestras, colocadas al rededor la adoraban. » Sus hermanos exclamaron enfurecidos : «Vaya; ¿llegarás á ser tú por ventura nuestro rey y hemos de estar nosotros sujetos á tu dominio ? » «Parecíame además, añadió, que el sol, la luna y once —— ——r> e — — mm José vendido por sus hermanos. estrellas se inclinaban para adorarme. » La relación de este segundo sueño costó á José esta severa re- prensión de su padre: « ¿Qué significa ese sueño ? ¿Será que yo, tu madre y tus hermanos habremos de adorarte ? » Jacob, sin embargo, consideraba en silencio estas cosas ; pero sus hermanos le cobraron grandísimo aborrecimiento. Enviado por su padre, fué José cierto día á visi- tar á sus hermanos, que estaban apacentando los ga- nados en Siquen, bien ajeno de sospechar la desgracia