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e sd ea eA A veces el salario convenido; y si notaba la falta de al: guna oveja en sus rebaños, ya porque se la hubieran robado, ya porque las fieras se la hubiesen devorado, hacía responsable de ella á Jacob, y se la cobraba. En vista de esto, decidióse Jacob á abandonar la casa de su tío y volver á la tierra de sus padres, confirmán- dose más en su resolución cuando el mismo Dios se lo ordenó. 21. Vuelve Jacob á casa de sus padres. Un día que Labán se hallaba ausente de casa, ocupado en el esquileo de sus ovejas, Jacob aprove- chó la ocasión para reunirá su familia, á sus criados y todos sus rebaños, y partió con ellos para su tierra. Poco antes de ponerse en marcha entró Raquel en casa de su padre, y le robó los idolillos que tenía. Tres días después se enteraba Labán de la huída de Ja- cob; y juntando inmediatamente á sus parientes. le persiguió por espacio de siete días, alcanzándole al cabo en el monte de Galaad. En viéndole Labán, «¿por qué, le dijo, te marchas sin primero avisarme, y me arrebatas las hijas, cual si fueran prisioneras de gue- rra ? Comprendo que desees ir á casa de tu padre, pero ¿á qué propósito robarme los dioses ? » Jacob respondió : «El haberme marchado sin darte aviso, ha sido porque temí que me quitases por fuerza tus hijas ; en cuanto á tus dioses, sea muerto en presen- cia nuestra aquel en cuyo poder se hallaren. » Dijo esto Jacob porque ignoraba que Raquel los hubiese robado. Labán registró la tienda de su sobrino por ver si en ella encontraba sus ídolos. Lo cual como ad- virtiese Raquel, los ocultó apresuradamente bajo los aparejos del camell », sentándose luego ella misma encima ; y cuando se acercó su padre para registrar el camello, díjole Raquel : «No lleve á mal mi señor A ES

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