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saú. » Llegóse Jacob á su padre, quien, después de palparle, dijo : «La voz ciertamente es de Jacob pe- ro las manos son de Esaú,» y bendíjole, diciendo: «De- te Dios del rocío del cielo y de la fertilidad de la tie- rra abundancia de trigo y de vino. Sírvante los pueblos, adórente las tribus, é inclínense á ti los hijos de tu madre. Quien te maldijere, sea maldito, y el que te bendijere, de bendiciones sea colmado, » Apenas salió Jacob de la presencia de su padre, AS ' | | l dE '/ EN CAN k Isaac bendice á Jacob, entró Esaú, y convidó á comer al anciano. « ¿ Pues tú quién eres?» le preguntó asombrado, Isaac. Esaú contestó: « Yo soy t:. primogénito Esaú. » Quedó consternado Isaac con el engaño que había sufrido, mas no bendijo á Esaú. Echóse éste á llorar amarga- mente, afligidísimo porque Jacob le hubiese robado la bendición de su padre, y volviéndose á Isaac, le decía : « Pues qué, ¿no has reservado para mí ningu- na bendición ? » Y como llorase con grandes alaridos,

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