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debida á Dios y crearse nueva religión y nuevos man- damientos, Dios á su vez los abandona á sus perver- sos instintos, y deja que se gobiernen por el látigo de las pasiones humanas. Sin embargo, es un consuelo saber que nunca co- mo en los tiempos actuales ha habido tanta unión entre el episcopado católico y el romano pontífice, El dogma de la infalibilidad del papa, definido en este siglo, ha unido estrechamente los corazones de los católicos con el corazón del obispo de Roma. El número de los misioneros católicos ha aumentado de una manera asombrosa ; y ya en Japón, China, Corea, Oceanía, India, Persia y demás países infieles, la Iglesia cuenta con numerosos y fervientes hijos. Ade- más, la jerarquía eclesiástica ha sido restablecida en Inglaterra, Escocia, Alemania, Holanda y otros paí- ses protestantes. En Estados-Unidos de Norte Amé- rica el catolicismo va adquiriendo proporciones colo- sales, como que, según la estadística del año 1900, de 76 millones de habitantes que contaba la república, 14 millones eran católicos. En el Canadá, de 5.370.000 habitantes, más de la mitad (2.300.000) eran cató- licos el año 1901. La Iglesia católica goza de gran re- putación en esos países, y es muy respetada en su ad- ministración y en sus bienes. Todo lo cual nos mani- fiesta que la Iglesia perdurará hasta la consumación de los siglos; que sufrirá persecuciones y correrá tiempos difíciles, pero jamás será destruida. CONCLUSIÓN. Damos por terminado nuestro Compendio de Historia Bíblica, juntamente con el Breve Resumen de Historia de la Religión Cristiana. Si al redactar el Compendio arriba citado nos ha parecido conveniente añadir algo, muy poco, de la Historia profana y de