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— 320 — gracias á la depravación de costumbres de su rey Enrique VIH. Dominado este príncipe por su pasión criminal á Ana Boleyn, pidió al Papa que disolviera su matrimonio con Catalina de Aragón, hija de los reyes de España, para casarse con aquella dama, No pudo el Papa condescender á un capricho que tan descaradamente pretendía destruir la indisolubilidad del sacramento del matrimonio ; pero bastó este pre- texto al vicioso príncipe para proclamarse jefe supre- mo de la Iglesia de Inglaterra, castigando hasta con la pena capital á los que no quisieron reconocer la supremacía del nuevo Pontífice. Víctimas de su furor fueron, entre otros muchos, el obispo Fisher y el canciller del reino, Tomás Moro. En una palabra, en los países en que el protes- tantismo alcanzó carta de ciudadanía, el clero se mostró cobarde para defender los derechos de Dios y de su Iglesia, los nobles abrazaron la reforma para enriquecerse con los bienes arrebatados á la Iglesia, y el pueblo, aunque intentó al principio resistir al mal- vado empeño de los innovadores, acabó, al fin, por complacerlos, apremiado por las exigencias y la tira- nía de los poderosos. 35. Concilio de Trento. Para remediar los males que afligían á la Iglesia, apaciguar los disturbios causados por la reforma protestante, extirpar las herejías, corregir los abusos, fomentar las buenas costumbres, promover la paz y la concordia entre los príncipes cristianos y hallar los medios más á propósito para detener los progresos de los infieles, el papa Paulo III convocó un concilio general, el cual, tras no pequeñas dificultades, pudo celebrarse en Trento el año 1545 ; y aun en este punto las guerras y la peste hubieron de interrumpir varias veces los trabajos de los Padres.

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