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Erigiéndose el apóstata en reformador de los abusos introducidos en el gobierno de la Iglesia, indicó los remedios en un escrito mordaz, en el que expresó ya la idea de un sacerdocio común entre los fieles, negó la transubstanciación en el sacramento de la Euca- ristía, impugnó el celibato eclesiástico, y combatió á las órdenes mendicantes. Finalmente, con un descaro y osadía inconcebibles clamó contra la disciplina esta- blecida en la Iglesia, negó los sacramentos instituídos por Nuestro Señór, excepto el Bautismo, la Euca- ristía y una parte de la Penitencia, no concedió valor á las obras de supererogación, especialmente á los votos monásticos, ni admitió otra autoridad fuera del libre examen individual para la interpretación de las Santas Escrituras. 33. Condenación de Lutero. El año 1520 León X publicó su célebre bula Exurge Domine, por la que condenaba los errores de Lutero y disponía que fuesen arrojados á las llamas los escritos del heresiarca. En lugar de someterse, Lutero contestó con un desvergonzado libelo. y ha biendo sabido que sus escritos eran quemados en varios puntos, reunió á sus amigos y á los estudiantes en la plaza pública de Witemberg, y á vista de todos arrojó á la hoguera la bula del Papa, el Cuerpo de Derecho Canónico, la Suma Teológica de Sto. Tomás y los escritos de Eck. Al día siguiente dijo con gran cinismo desde el púlpito : « Ayer quemamos en la pla- za las obras satánicas del Papa, aunque mejor hu- biera sido que hubiese ardido el mismo Papa en per- sona. Si no rompéis abiertamente con Roma, no habrá salvación para vuestras almas. » En 1521 Carlos V citó á Lutero en la dieta de Worms; y como el apóstata no quisiese retractarse de sus errores, fué condenado á destierro, y sus escri-

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