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sitaron en julio de 1054 sobre el altar mayor de la iglesia de Santa Sofía la sentencia de excomunión contra el altivo patriarca, y regresaron á Italia. Miguel despreció la sentencia de los legados, y publicó á su vez la excomunión contra los que parti- ciparon con la resolución de los mismos ; y juntando la soberbia la astucia para el mejor éxito de sus designios, atrevióse á decir que los mencionados le- gados no habían sido enviados por el romano pon- tífice. Al principio los obispos más preclaros de Orien- te se negaron á ayud: írle en su infame tarea de separar á los griegos de los latinos; pero como carecían de suficiente lada en la corte, prevalecieron, al fin, las maquinaciones de Miguel, y los obispos partida- rios de la unión fueron poco á poco sustituidos por otros, afectos á la causa del cisma. CAPITULO IV. Historia del Islamismo. 28. Mahoma. Después de la gracia divina, la persuasión es el arma con que el cristianismo ha movido á las nacio- nes á abrazar la ley del Evangelio, abandonando los errores de la idolatría ; pero á principios del siglo V 11 surgió en Arabia una nueva religión, el islamismo, cuyos adeptos no emplearon la persuasión, sino la cimitarra para la propaganda de sus ideas. El fun- dador de esta secta religioso-política llamábase Ma- homa, nacido en La Meca en el año 570 de nuestra era, de padre idólatra y de madre judía. A un ingenio ardoroso y á una fantasía exaltada unía Mahoma un carácter belicoso y mucha astucia, y aunque falto de instrucción, supo muy bien aprove-
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