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== Y obispos de Oriente, refiriéndose á los cuales, decía : Los latinos son mucho más verídicos que los grie- gos ; nuestras gentes no se glorían de tanto ingenio, pero tampoco son tan fecundos en imposturas. » Re- prendió al obispo de Constantinopla, Juanel Ayuna- dor, por haberse arrogado el título de Patriarca Ecu- ménico, ó Universal; redujo á forma más adecuada las ceremonias y el canto de la Iglesia, que desde entonces $e llama gregoriano; prohibió que se obli- gase á los judíos á recibir por fuerza el bautismo; vigiló cuidadosamente la observancia de la disciplina eclesiástica ; y corrigió los abusos con mucho celo y apostólica libertad. , S. Isidoro, arzobispo de Sevilla, se distinguió desde muy joven por su talento, por su piedad y por la pureza de su doctrina. Fué el alma de los concilios de España celebrados en su tiempo, el oráculo de los obispos, el baluarte de la fe y el consejero desintere- sado de príncipes y de nobles. Varón de vastísima erudición, escribió muchos libros sobre diversas ma- terias, de los cuales merece citarse su Etimologías, que es una verdadera Enciclopedia de todos los cono- cimientos que á la sazón poseían los hombres. CAPÍTULO III. Cisma de los griegos. 25. Algunos antecedentes acerca de este cisma. Desde que los emperadores fijaron su residencia en Constantinopla, los patriarcas de esta ciudad co- menzaron á mostrarse envidiosos de la supremacía del Papa. Ya en el concilio primero de Constantinopla se estableció que el patriarca de esta ciudad tuviese el primado de honor en todas las iglesias después del

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