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282 — su origen y por su educación, trató cruelmente á los romanos, y promovió la sexta persecución contra los cristianos, movido ya por su temperamento sangui- nario, ya también por el aborrecimiento que profesa- ba á la familia de Alejandro. Convencido, no obstante, de que no podía acabar por medio de la espada con el asombroso número de cristianos esparcidos por todo el imperio, é intentarlo, sería perjudicial á la misma república, dirigió toda su saña contra los prelados,ó jefes, de la nueva religión, á fin de que pereciese toda la iglesia con la muerte de unos pocos, á la manera que, destruídos los fundamentos, se destruye también el edificio. Fueron víctimas de esta persecución los papas Ponciano y Antero, y la virgen Bárbara, que recibió la corona del martirio de manos de su mismo padre, 11. Séptima persecución, bajo Decio. (Año 250.) Deseoso Decio de restituir á la religión del Estado su primitivo esplendor y fervoroso culto, é impulsado además por su odio á la familia de su antecesor Filipo, que, si no profesaba el cristianismo, al menos le favo- reció muchísimo, publicó en los comienzos de su rei- nado un edicto, incitando á los magistrados á proceder enérgicamente contra los cristianos, á los cuales, an- tes de privarles de la vida, debían atormentarles con cruel y lento martirio. Apoyados en este edicto, des- cuidaron los magistrados los negocios de la república, para no ocuparse sino en buscar cristianos y tratar de obligarles á fuerza de torturas á prevaricar de su fe, Sucumbieron gloriosamente en esta persecución el papa Fabián, la virgen Águeda, Saturnino, obispo de Tolosa, Alejandro, obispo de Jerusalén, y otros muchísimos.
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