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2 merles los pies y acariciarles. Este prodigio causó grandísimo asombro en los espectadores y aumentó la cólera del emperador, quien ordenó que, encerrando 4 dos santos martires en un tora de bronee, los que- maran vivas. Ási acabaron sus vidas estos bienaven- turados mártires. 3, Cuarta persecución, bajo Marco Aurelio. ¡Añae 1881 La naturaleza dotó á Marco Aurelio de prendas muy estimables y carácter bondadoso ; mas como era aficionadisimo al culto de los dioses, no podía menos de odiar á los cristianos, los cuales no sálo desprecia ban á las divinidades de las gentes, sino procuraban también, porcuantos medios estaban á sualcance, des viar á los paganos del culto tributada á ellas. Era ade más ardiente partidario de la filosofía estoica, y esta ba constantemente rodeado de filósofos pertenecien tes á esta escuela ; y como éstos aborrecian á los cris tianos, considerándolos como profanos é impíos, sir- viéronse de las más infames calumnias para prevenir el ánimo del emperador contra ellos, Entre los muchisimos que padecieron el martirio en esta persecución, se cuentan el filósofo Justino, apologista del cristianismo, y Policarpo, obispo de Esmirna. Este venerable anciano fué condenado por el juez á ser quemado vivo ; pero tal respeto tuvo el fuego al santo obispo, que las llamas, en vez de abra- sarle, se desplegaron al rededor de su cabeza como las velas de un barco henchidas por el viento. Confusos y humillados los paganos por esta maravilla, pidieron á gritos que el santo fuera decapitado. La espada del verdugo separó entonces del cuerpo la sagrada cabe a del obispo, y la sangre de la víctima apagó con un nuevo prodigio la hoguera. Marco Aurelio volvióse algo más indulgente con

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