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manjar. Presentáronle un trozo de pez asado y un panal de miel; Jesús comió de uno y otro, y les dis- tribuyó lo restante. Luego añadió : « Así como mi Padre me ha en- viado, as: env o yo también á vosotros : y soplando sobre ellos, prosiguió : « Recibid el Espíritu Santo; perdonados serán los pecados á los que vosotros se los perdonareis, y retenidos á los que se los retuviereis. — De este modo confirió el Señor á los apóstoles, y en ellos á todos los sacerdotes legítimamente orde- nados, la facultad de absolver ó retener los pecados. 2. PARA SACAR DE SU INCREDULIDAD Á Tomás. - El apóstol Tomás no se halló presente cuando se ve- rificó la anterior aparición, y por más que sus com- pañeros le aseguraban haber visto al Salvador, no lo graron convencerle, « Si no meto mis dedos, decía, en los agujeros de sus llagas y mi mano en su costado, no lo creeré, Al cabo de ocho días, estando Tomás en el mismo aposento con los otros apóstoles, apareció Jesús se- gunda vez, y después de decirles : «La paz sea con vosotros », se dirigió á Tomás con estas palabras: «Acércato, Tomás, pon aquí tu dedo, mira mis ma- nos, mete la tuya en mi costado, y no quieras ser in- crédulo, sino fiel. » — «¡Ah, Señor mío y Dios mío ! exclamó Tomás. — Y Jesús añadió : « Tú has creído, Tomás, porque has visto ; pero ¡bienaventurados los que no vieron y creyeron ! » 9.— EN EL MAR DE TIBERÍADES. — Pedro, Tomás, Natanael y los hijos de Zebedeo estuvieron toda una noche pescando con otros discípulos en el lago de Ti ber ades, sin obtener resultado positivo. Al despuntar de la aurora, cuando pensaban ya retirarse, díjoles Jesús desde la ribera: « ¿Amigos, tentis algo que comer ?» — Respondiéronle que no, sin sospechar siquiera que era su Maestro. Este añadió : « Echad la

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