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ae $ vs co ig e > «¡Cuán insensatos sois, y cuánto os resist's á creer lo que los profetas tienen anunciado ! ¿No comprendéis que, conforme á los designios de la divina providen- cia, el Cristo debía pasar por todos esos sufrimientos primero de entrar en su gloria ? » Y aprovechando la ocasión, les fué declarando el sentido de algunos pasajes de la Sagrada Escritura, comenzando desde Moisés. Entretenidos en estas conversaciones, llegaron los tres á la entrada de la aldea ; separóse entonces Jesús para continuar su camino, pero obligado por los ruegos insistentes de los discípulos, hubo de que- darse en su compañía. Durante la cena tomó Jesús el pan, lo bendijo, partió y distribuyó entre los dos, En el mismo instante los discípulos reconocieron á sy' divino Maestro ; pero Jesús desapareció de su vista, Henchidos de gozo los corazones, volviéronse en aque- lla misma hora, aunque tan de noche, á Jerusalén á comunicar el suceso á los apóstoles. 50. Las tres apariciones de Jesús á los apóstoles. 1. AL INSTITUIR EL'SACRAMENTO DE LA PENITEN- cia. — Llegados á Jerusalén, fueron á donde estaban los apóstoles congregados con otros muchos discípu- los, y les dijeron: «Ha resucitado el Maestro y se nos ha aparecido en el camino de Emaús. » Aún no habían terminado su relato, cuando el Salvador apareció en medio de la sala, donde entró estando cerradas las puertas ,y con semblante risueño y voz dulcísima dijo: «La paz sea con vosotros; no os asustéis; yo mismo soy. Mirad mis manos y mis pies ; palpadlos, y advertid que un fantasma carece de carne y de hue- SOS. » Fuera de sí de alegría los discípulos, apenas da- ban crédito á lo que sus ojos veían ; y para convencer los plenamente, pidió Jesús que le sirvieran algún

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