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37. Jesús entregado á sus enemigos. Apenas acabó de hablar, apareció Judas Iscario. te al frente de una gran turba, armada de espadasy palos, y acercándose á Jesús, le besó, conforme á la señal convenida, diciendo: «Dios te guarde, Maes. tro.» — Jesús contestó : « Amigo, ¿á qué has veni. do ? ¿Con un beso entregas al Hijo del hombre ? Entretanto, habíase Jesús aproximado á los sol. dados para preguntarles: «¿A quién buscáis ?» — A Jesús Nazareno », respondieron. — « Yo soy, » ex. clamó Jesús. A esta palabra retrocedieron espanta. dos, cayendo en tierra confusos unos sobre otros. « Si á mí me buscáis, añadió, dejad ir á éstos. Vens ; prenderme con espadas y palos, cual si fuera yo un ladrón, habiendo vivido hasta ahora entre vosotros y enseñádoos libremente mi doctrina en vuestro tem- plo ; mas ha llegado ya vuestra hora y la del poderío de las tinieblas. » Diciendo lo cual, aquella horda de salvajes lanzóse furiosa sobre Jesús, amarrándol fuertemente con recias cuerdas. Viendo Pedro que llevaban preso á su Maestro, acometió con ímpetu á los foragidos, y del primer tajo cortó una oreja á Malco, criado del Gran Sacerdote Jesús dijo á Pedro : « Vuelve esa espada á su vaina: el que con espada hiere, á espada morirá. ¿Piensas que, si yo rogase á mi Padre, no me enviaría al mo: mento más de doce legiones de ángeles ? Todo esto sucede para que se cumpla lo que escribieron de m los profetas. » Entonces tocó al criado en la parte he- rida,y le sanó. Viendo los discípulos al Maestro en po- der de sus enemigos, le abandonaron, y huyeron. 38. Jesús ante el Sumo Pontífice Caifás. Los soldados llevaron á Jesús á casa de Anás, suegro del Sumo Sacerdote, y allí se le pidió cuenta
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