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— 216— a, al Padre sino por mí. Yo le rogaré que os envíe otro Consolador, para que os enseñe y viva siempre con vosotros. La paz os dejo, la paz sea con vosotros. Todo cuanto pidiereis á mi Padre en mi nombre, os será concedido. Permaneced en mí, y yo permaneceré en vosotros; puesasíc moelsarmiento no puede dar fruto si no está unido á la cepa, tampoco vosotros podréis darlo si no permanecéis en mí, porque yo soy la ver- dadera vid, y vosotros los sarmientos, y sin mí nada podéis, » Después levantó los ojos al cielo, y exclamó: «Santifícalos, Padre mío, y consérvalos en tu nombre No te pido que los saques de este mundo, sino que los preserves del mal. Esta es la vida eterna : que re- conozcan á tí como á único Dios verdadero, y á mí como á tu Enviado. No te ruego solamente por éstos, sino también por todos los que han de creer en mí por su palabra, á fin de que todos sean una misma cos, á la manera que tú, Padre mío, estás en mí y yo en ti. » 36. Jesús en el huerto de Getsemaní. Después de salir del cenáculo, se fué Jesús econ sus discípulos al sitio llamado Getsemaní, al pie del monte Olivete, donde había un huerto solitario, y les dijo: «Sentaos aquí, y aguardadme, mientras vaya yo á hacer oración. » Y seguido de Pedro, Juan y Santiago, se retiró hacia la espesura del bosque; allí comenzó á entristecerse y á ponerse lívido de an- gustia su rostro, por lo que decía á los tres discípulos: « Mi alma está triste hasta la muerte; esperadme aquí, y velad conmigo. » Adelantándose luego algunos pa- sos, é hincado de rodillas, hizo esta oración: « Padre mío, no me obligues, te ruego, á beber de este cáliz tan amargo : retíralo de mí, si es posible ; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya. » Después de haber orado,

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