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A algunos, refiriéndose á Jesús : « Este hombre no está movido por Dios, pues no guarda el sábado. » — A esto argiían los más sensatos : « Pero ¿cómo podrá hacer semejantes milagros un hombre perverso y enemigo de Dios ? » Los que quisieron eludir cómo- damente compromisos, negaron que hubiese sido cie- go. Así pues, preguntaron á sus padres : « ¿Es éste yuestro hijo ? ¿Estáis seguros de que nació ciego ? ¿Cómo es que ve ahora, cual si no lo hubiera sido nunca ?» — Los padres contestaron : «Sabemos á ciencia cierta que éste es hijo nuestro, ciego desde su nacimiento, pero ignoramos cómo pueda ver aho- ra y quién le abrió los ojos; él es quien debe decirlo, pues tiene edad para ello. » Los fariseos dijeron al mendigo: «Da gloria á Dios : nosotros sabemos que ese hombre es pecador. » — «Yo no sé si es ó no pecador, respondió el mendigo, el caso es que antes fuí ciego, y ahora veo perfecta- mente gracias á su habilidad. » — « Pues ¿qué te hi- z0 ? » le replicaron. — « Ya os lo he dicho, contestó ; ¿queréis que os lo repita ? ¿Intentáis haceros discí- pulos suyos ? » Colmándole entonces de injurias, le dijeron los fariseos : « Tú serás, si te place, su discí- pulo, mas nosotros discípulos somos de Moisés ; nos- otros sabemos que á Moisés habló Dios, pero de dón- de sea ese hom re no sabemos. »— A lo que contestó el mendigo: «Eso es, por cierto, sorprendente y ma- ravilloso. que vusotros ignoráis de dónde sea y á mí me abrió los ojos; desde que el mundo existe, no se ha oído aún que alguien diera vista á un ciego de na- cimiento. Si ese hombre no fuera de Dios, ¿cómo ha- bría podido obrar tan gran maravilla ? » — Pose dos los fariseos de rabiosa cólera, le excomulgaron y arro- jaron fuera del seno de la sinagoga, diciéndole, ofen- didos de sus sabias respuestas : « Naciste cubierto de pecados y ¿vienes á enseñarnos ? »

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