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200 — — instruía con admirable paciencia y acariciaba con agrado. Cierto día que estaba muy fatigado del tra: bajo de la predicación, trataban algunas madres de acercarle sus hijitos para que los bendijera ; mas los apóstoles los apartaban, creyendo que molestarían á Jesús. Este decía : « Dejad que los niños vengan ¿ mí, pues de ellos es el reino de los cielos, donde no en: trarán jamás quienes no se tornaren como ellos, Luego lanzó este terrible anatema contra los que in- citan al pecado á los niños : « Más les valiera á esos hombres que, atándoles al cuello una rueda demolino, los arrojaran al mar. » Marta Y María. — Cierto día en que Jesússe dirigía á Jerusalén, se hospedó en casa de Mar a, her- mana de Lázaro y de María, á quienes honraba consu amistad y estimación. Andaba Marta muy afanosa tn obsequiar á su huésped, mientras María, sentada junto á Jesús, oía atentamente los prudentes consejos de tan sabio Maestro ; y disgustada aquella de que no la ayudara su hermana, quejóse á Jesús, diciendo: « Maestro, ¿no ves cómo María me deja sola en servir- te ? » — Mas Jesús, justificando la piedad de María, respondió : « Marta, Marta, tú te inquietas por aten- der á muchas cosas, cuando á la verdad una sola es necesaria. María ha escogido la mejor parte, de la que nadie podrá privarla. » EL Buen Pastor. — Decía Jesús á los judíos: « Yo soy el buen Pastor, que conduzco á mis ovejas á saludables pastos ; ellas conocen mi voz, y me siguen á donde quiera que voy. Yo sé sacrificarme por ellas, y doy mi vida por salvarlas, á diferencia del mercena- rio, que, como no le importan las ovejas, no las de- fiende del lobo, cuando se acerca á devorarlas. Sin embargo, no todas están en mi redil ; de consiguiente es menester que las reuna aquí, á fin de que escuchen
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