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196 guió : «Es que si alguno de los muertos fuere á ellos, harán seguramente penitencia. » — « Si no escuchan á Moisés ni á los profetas, repuso Abraham, tampoc creerían, aunque resucitara un muerto. EL FARISEO Y EL PUBLICANO. Para darnosá conocer cuánto aborrece Dios la soberbia y cuánto le agrada un alma humilde, refirió Jesús esta parábo. la: «Un publicano y un fariseo fueron al temploá orar. El fariseo, poniéndose de pie en el s.“io más Parábola del Fariseo y del Publicano. visible, decía en su interior : « Gracias te doy, Dios mío, porque no soy ladrón ni injusto ni adúltero, como lo son los demás hombres, ni me parezco á ese publicano que está ahí cerca ; suelo ayunar dos veces por semana, y pago religiosamente el diezmo de cuan- to poseo. » — El publicano, por el contrario, habías colocado en el rincón más escondido del templo, y, sin atreverse á levantar los ojos al cielo, decía, dándose golpes de pecho : «¡Dios mío, habed misericordia de mí, que soy pecador ! »
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