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e o mas como no cesase de clamar la cananea, y los disgj. pulos, enternecidos, intercedieran por ella, dijo Je. sús : «Yo no he sido enviado sino á las ovejas des. carriadas de Israel. » A pesar de esta repulsa, la mujer continuó en sus súplicas. Queriendo Jesús poner aún más á prueba la fe de la cananea, añadió : « No qs justo quitar el pan á los hijos para darlo á los perros, - Y la mujer contestó : « Es verdad, Señor, pero los cachorros suelen también comer de las migajas que 'aen de la mesa de sus amos. » — Entonces exclamó Jesús: «¡Oh mujer, grande es tu fe ! ¡Hágase como tá lo deseas!» — En la misma hora su hija quedó curada. 21. Magdalena la Penitente. Convidado Jesús por el fariseo Simón, fué á eo- mer á su casa con sus discípulos, y cuando estaban María Magdalena á los pies de Jesús. en la mesa, entró en la sala María Magdalena, cuya vida había sido anteriormente bastante relajada. Traía en la mano un vaso de alabastro lleno de bál-

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