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o. JESÚS ANDANDO SOBRE LAS AGUAS. — Ordenó Jesús á sus discípulos que fueran á esperarle al otro lado del lago, mientras despedía á la muchedumbre; pero luego de haberla despedido, subió él solo al monte á orar. Un fuerte viento se levantó entonces en el mar y las olas batían reciamente á la barca donde iban los discípulos. Sabiendo Jesús cuán atemoriza. dos estaban éstos á causa de la tempestad, fué á con- solarlos, caminando sobre las aguas. Cuando los dis- cípulos divisaron en lontananza á un hombre andan- do sobre el mar, espantados en extremo, comenzaron á clamar á gritos, creyendo que sería un fantasma. Jesús les dijo afablemente : « Yo soy, no temáis. » — « Si tú eres, exclamó Pedro, mándame ir hacia ti so- bre las aguas. » — « Ven, » añadió Jesús. Pedro bajó de la barca, y fué caminando sobre el agua para llegar á Jesús; mas, habiendo arreciado el viento, tuvo mie- do y comenzó á hundirse. Entonces dió voces á Je- sús : «Señor, sálvame, que me hundo. » Tomándole Jesús de la mano, le dijo : « Hombre de poca fe, ¿por qué has titubeado ? » Después subió á la barca, y, á su imperio, calmóse el viento y el mar se sosegó. MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES. — Pocos días antes de la Pascua, hallándose Jesús en un monte en compañía de sus discípulos, observó que hasta ese lugar tan apartado y desierto le seguían las gentes, ávidas de escuchar su doctrina. Compadecido Jesús de ellas, probó de darles algún alimento, y á este fin preguntó á Felipe: «Felipe, ¿dónde compraremos pan para dar de comer á toda esa muchedumbre ?» Felipe respondió : « Maestro, aun con doscientos denarios de pan no tendríamos bastante para repar- tir un bocado á cada uno. » — « Aquí está, interrum- pe Andrés, un muchacho con cinco panes de cebada y dos peces : pero ¿qué son para tanta gente? »Jesús,