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— 179 — sumen, y los ladrones los roban. Atesorad más bien vuestras riquezas en el cielo, donde no hay orín ni polilla que las consuman, ni tampoco ladrones que las roben. Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidu- ra. , No juzguéis á los demás, si no queréis ser juz- gados. No os fijéis demasiado en los defectillos de vuestro prójimo, descuidando los pecados ocultos en vuestro corazón ; saca primero la viga que llevas atra- vesada en el ojo, y entonces verás de sacar la mota que tiene en el suyo tu hermano. » Guardaos de los falsos profetas, que se os ofre- cen al paso disfrazados con piel de oveja, siendo en realidad lobos voraces. Por sus frutos podréis cono- cerlos ; porque un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo puede darlos buenos. » ENSEÑANZAS DE JESÚS ACERCA DE LA ORACIÓN. Decía Jesús á sus discípulos : « Así habéis de orar: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga á nos tu reino, hágase tu vo untad as: en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos á nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de mal ; amén. » Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os abrirán. Todo el que pide, recibe ; el que busca, halla ; y al que llama, se le abre. ¿Quién de vosotros daría una piedra á su hijo, habiéndole pedido pan ; ó si le pidiese un pez, le daría en su lugar una culebra ? Pues si vosotros, siendo tan malos, sabéis dar buenas cosas á vuestros hijos, ¿con cuánta más razón no las dará vuestro Padre celestial á los que se las piden ? » Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que
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