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161 dadosamente el tiempo en que la estrella apareció; y mostrándoles luego el camino de Belén, les dijo: «Id, éinformaos puntualmente de lo que hay de ese niño, y cuando le halléis, avisádmelo, para que yo también vaya á adorarle. Apenas salieron los magos de Jerusalén, volvió á aparecer la estrella, á cuya vista se llenaron de re- gocijo sus corazones ; y llegando al sitio donde estaba el niño, le adoraron y ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra. Para volver á su pais, tomaron Los reyes magos adoran ai Niño-Dios. camino diferente del que conducía á Jerusalén, obe- deciendo al aviso recibido del cielo, Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, presentáronle sus padres á Dios en el Templo, y ofre- cieron por él un par de tórtolas. Aún estaban dentro, cuando el anciano Simeón, varón justo y temeroso de Dios, á quien el Espíritu Santo reveló que no moriría sin primero ver al Mesías, tomó al niño en sus brazos, y exclamó : « Ahora sí que puedes, Dios mío, sacar en paz á tu siervo de este mundo, pues ya mis ojos han 6 1005
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