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160 reclinado en un pesebre.» Al mismo tiempo resona- ron por el aire estos cánticos de alabanza, entonados por coros de espíritus celestiales : « Gloria á Dios en las alturas, y paz en la tierra á los hombres de buena voluntad. » Los pastores se dijeron unos á otros Vamos también allá nosotros, y veamos el prodigio que acaba de suceder. Hallaron, en efecto, al niño reclinado en el pesebre, y junto á él á María y á José, A los ocho días circuncidaron al niño y le pusie- Los ángeles adoran al Niño-Dios. ron por nombre Jesús, según lo había indicado el án- gel. Pocos días después motivaba en Jerusalén gran alboroto la pregunta de unos reyes magos, venidos del Oriente. « ¿Dónde está, decían, el recién nacido, rey de los judíos ? Vimos su estrella en Oriente, y ve- nimos á adorarle. » Turbóse Herodes al oirlo, y lla- mando-á los príncipes de los sacerdotes y á los escri: bas del pueblo, les preguntó dónde debía nacer el Cristo. Dijéronle que en Belén de Judá. Con esto, lla: mó Herodes en secreto á los magos, y averiguó cul:

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