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— 146 — Antíoco Epífanes persiguió con gran encarniza. miento á los judíos y logró hacer grandes estragos en su fe, ayudado al principio por los pontífices hebreos Jasón, Menelao y Lisímaco, los cuales compraron al rey por dinero el pontificado, que no les pertenecía de derecho. Animado Antíoco de un celo fanático por el culto de los falsos dioses de Grecia, obligó á los judíos, bajo pena de muerte, á prestarles adoración ; mandó quemar los li' ros sagrados, y prohibió la observancia de la ley judáica. Gran número de fieles apostataron de su fe, atemorizados con las amenazas del pérfido príncipe; pero otros muchos permanecieron firmes en sus creencias, prefiriendo los tormentos y la muerte á violar la ley de Dios. 107. Martirio del anciano Eleazar. Era Eleazar un anciano de noventa años, doctor de la ley, respetado de todos por su gran santidad, Despreciando los soldados de Antíoco la ley de Moisés, que prohibía á los hebreos comer carne de cerdo, se empeñaron en obligar al anciano á comerla, amena- zándole con diferentes tormentos si se negaba á obe- decerles. Eleazar se negó con energía á infringir la ley de Dios, y aceptó gustoso los tormentos y la muerte antes que comprometer su alma y desobedecer al Se- ñor. Movidos de una falsa compasión, aconsejáronle sus amigos que, haciéndose llevar carne de cerdo, fingiese haberla tomado, aunque en realidad comiera solamente manjares permitidos por la ley; y de esta manera salvaria su vida y se libraría de los tormentos que le tenía preparados el tirano. Mas el venerable anciano contestó á los mala- consejados amigos : « Ese engaño se aviene mal con mi edad. ¿Qué dirían los jóvenes al enterarse de mi apostasía ? ¿No se asombrarían y quedarían inde-

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