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¡Alabado sea Dios! Dios : éste es el nombre del ser supremo é invi sible, creador de todas las cosas que forman el univer- so mundo. Antes que fueran creados el cielo y la tie- rra y cuanto en ellos se contiene, nada era fuera de Dios, el cual existe desde toda la eternidad. Es uno en naturaleza y trino en personas, conocidas en la Sagrada Escritura con los nombres de Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre, conociéndose eternamente, eternamente engendra al Hijo; y el Padre y el Hijo, amándose eternamente, producen eternamente al Es- píritu Santo. Aunque distintos entre sí por el origen, son no obstante único y verdadero Dios é igualmente omnipotentes, sabios y santos. Reunidas, pues, como en consejo estas tres divi- nas personas, resolvieron formar al hombre, y se dije- ron : Hagamos al hombre á imagen y semejanza nues- tra; y en el mismo instante, merced á ese acto de la voluntad divina, apareció en el universo el rey de la tierra y señor de los peces del mar, de las aves del aire y de las bestias del campo. Pero, apenas salió de las manos de su Creador, quebrantó el mandamiento que le había sido im- puesto ; y Dios, justo y misericordioso al mismo tiem- po, le condena en castigo á innumerables miserias, prometiéndole no obstante un Redentor, que restau- raría todo cuanto él había destruído con su pecado. Cuatro mil años estuvo la humanidad preparándose para recibir á ese divino mensajero, que por disposi- ción del Altísimo debía descender del pueblo judío. El Antiguo Testamento ó Alianza Antigua abar- ca el tiempo transcurrido en esos cuatro mil años de preparación. cuyos hechos refieren Moisés y de- más escritores sagrados anteriores á la venida de Je- sucristo; el Nuevo Testamento ó Nueva Alianza re- lata los sucesos verificados desde la venida de Jesu-

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